Texto a continuación extraído de "Contribución a una historia del Anarquismo en América
Latina" de Luis Vitale, Ed. Instituto de Investigación de Movimientos Sociales “Pedro
Vuskovic”, Santiago 1998.
Organizaciones
de base contra la pobreza
A principios del siglo XX los anarquistas
llegaron a tener una influencia relevante en el movimiento obrero Brasileño. En
1905, tenían en circulación unos 15 periódicos, editados en Sâo Paulo, Porto
Alegre, Santos y Río de Janeiro (…).
Anarquistas sobresalientes, como Fabio Luz,
José Oiticica y Astrogildo Pereira no sólo contribuyeron a la creación de la Confederación Obrera
Brasilera sino a la generación de organismos autónomos de base
en las barriadas pobres –hoy favelas-, “las Ligas Obreras, que expresaron la
intervención de las colectividades en los problemas de vivienda, sanidad,
carestía, etc. Las Ligas Obreras de Belenginho, Moca, Cambuci y Lapa se
constituyeron en organismos de acción”.[1]
Según
Vania Bambirra y Theotonio Dos Santos, los anarquistas fueron impactados
favorablemente por la
Revolución rusa de 1917.
Texto extraído de Revista Lucha Libertaria
de FAU, Marzo de 1999.
Huelga
de 1917
En 1917 tanto el movimiento obrero
organizado como los anarquistas suman a la sostenida campaña antibélica su
apoyo a la revolución rusa. Reivindicaban en relación a este evento la acción
del pueblo y la aspiración a una sociedad sin clases.
En este año las huelgas se multiplicaron.
Los obreros respondían ante la desocupación, los bajos salarios y la gran
carestía. En San Pablo hubo una huelga general, que arrojó despidos,
encarcelamientos, expulsión de extranjeros y asesinatos.
En varios lugares de San Pablo y del interior
del estado hubo enfrentamientos entre las tropas del ejército, traídas para
reprimirlos. Los anarquistas de la Federación Obrera de Río de Janeiro declararon
enseguida la huelga general solidaria.
Poco después, la situación de miseria entre
los trabajadores habilitó una tentativa revolucionaria. Ella surgía de Río de
Janeiro y tenía como firmes sostenedores ideológicos a Manuel Campos y Joao
Perdigao que contaban con el apoyo vigoroso de los anarquistas de Santos. Se
declaran en huelga los obreros textiles de Río de Janeiro, Niteroi y
Petrópolis, y esta era la señal para iniciar el movimiento, que debía consistir
en la ocupación de todas las fábricas y talleres. Un militar infiltrado
denunció el plan y el ejército comenzó de inmediato la represión. Los locales
obreros y anarquistas fueron clausurados, centenares de trabajadores detenidos.
Cayeron varios dirigentes presos. Hubo obreros heridos y muertos. Varios
sindicatos fueron puestos fuera de la ley. Se cerraron periódicos anarquistas.[2]
Teniendo como impulsora a la corriente
libertaria: idealismo, convicciones, sacrificios y sangre regaron el Brasil de
estas primeras décadas.
Breve
relato sobre el intento de revolución en Brasil en 1918. El levantamiento
fracasó al ser infiltrado por las fuerzas de seguridad, y el ejército no se
puso de lado de los trabajadores.
Texto extraído de Libcom.org, producido por Paul Sharkey y traducido por alasbarricadas.org.
En 1918,
la ciudad de Río de Janeiro se vio azotada por una serie de eventos que
culminarían en uno de los episodios más importantes de la historia del
movimiento obrero brasileño: la intentona de huelga insurreccional diseñada
para derrocar el gobierno republicano oligárquico y sustituirlo por consejos de
obreros y soldados.
Desde
1917 en adelante, los obreros brasileños con conciencia de clase, en particular
en Río de Janeiro y São Paulo se habían estado organizando a un ritmo
acelerado. En julio de aquel año, la capital del estado de São Paulo se vio
paralizada debido a una huelga general impulsada tras el asesinato de un joven
zapatero, Antonio Martínez, por la policía. Durante cuatro días la ciudad se vio
convertida en un campo de batalla con incontables enfrentamientos entre los
trabajadores y las fuerzas de seguridad. En Río de Janeiro, que era entonces la
capital del país, militantes de la FORJ (Federação Operária do Rio de Janeiro)
estaban muy atareados desde comienzos de año en una campaña contra el coste de
la vida y, desde febrero en adelante habían realizado manifestación tras
manifestación a pesar de las prohibiciones de la policía. Para el mes
de mayo se habían hecho casi 50.
Junto
con este proceso, la FORJ estaba llevando a cabo un incansable trabajo para
organizar y reorganizar sindicatos y a mediados de año estaba comenzando a dar
frutos, con la creación de la Unión de Obreros de la Construcción Civil
(UOCC) el 4 de abril de 1917, y de la Unión de Obreros del Textil (UOFT), el 8
de abril.
La represión
brutal de la huelga en la Planta Textil Corcovado, en mayo, y el trágico
desplome del Hotel New York el 7 de julio, con la muerte de decenas de
trabajadores, exasperó a los obreros cariocas (los de Río de Janeiro). El 17 de
julio de 1917, después de una asamblea en la sede de la FORJ, se decidió ir a la huelga. Aquella
huelga rápidamente se extendió a bastantes industrias, reforzada por los
sindicatos, que experimentaron a partir de entonces un crecimiento mareante.
1918
llevaba bajo la sombra de la revolución victoriosa en Rusia, lo que impulsaba
una irresistible oleada de optimismo y agitación en la clase obrera de todo el
mundo. En enero, militantes libertarios crearon en Río de Janeiro la Alianza Anarquista,
una organización específica para la propaganda social. El 1 de marzo se creó la Unión General de
Trabajadores (UGT), para sustituir a la FORJ que había sido prohibida por la
policía después de la huelga general. En abril, después de quince días de
huelga, los zapateros ganaron la jornada de trabajo de 8 horias y media. La
prensa carioca comenzaba a especular sobre una "planificada huelga
general" y esto hizo que la policía golpeara a la UGT. En medio de un estado
de sitio, el Primero de Mayo estaba señalado en las premisas de los sindicatos
y en una gran manifestación convocada por la UGT en el Teatro Maison Moderne,
en la Praça
Tirandentes. Un importante aspecto de las organizaciones
obreras de aquel año fue la creación de incontables secciones suburbanas de la
UGT en los barrios, creadas por los trabajadores del textil, del metal y de la construcción. Junio
y julio vieron numerosas huelgas de ebanistas, marmolistas, mineros,
estibadores y sombrereros, con varias industrias detenidas.
El 3 de
agosto, se convocó una huelga por una mejora de salarios y menos horas de
trabajo, por la plantilla de la Conpanhia Cantareira (construcción de barcos) y
de Viação Fluminense (tranvía). Eventualmente tomó el carácter de un
levantamiento seguida de enfrentamientos entre la población y las fuerzas de
seguridad en la Rua de Conceição en Niterói. Varios soldados del 58º de
Cazadores del ejército, se pasaron a los huelguistas, dos de ellos muertos en
un intercambio de disparos. Este suceso aumentó las expectativas de los
trabajadores de forjar una alianza con los rangos más bajos de las fuerzas
armadas como había sucedido en Rusia.
Como el
coste de la vida se había incrementado en todo el país había un incremento de
las huelgas y las manifestaciones virtualmente en casi todas las ciudades
industriales y en las capitales. Una vez más los rumores de una huelga general
estaban en el ambiente en Río y esto causó gran preocupación en los estratos
más altos de los Republicanos. Mientras tanto, en la ciudad de Petrópolis en el
estado de Río, la población hambrienta saqueó los comercios y se enfrentó a la
policía.
Se
bordeó el desastre a finales de septiembre. Río fue duramente afectada por la
espantosa epidemia de 'gripe española' que se llevó las vidas de miles de
trabajadores hasta el final de octubre. La policía, unida al Comité para
Combatir la Epidemia, así como la clase capitalista y las autoridades (entre
ellas, las autoridades sanitarias) huyeron a la seguridad de los pueblos en las
montañas. En noviembre, la epidemia estaba amainando, pero el hambre continuaba
llevándose centenares de vidas, en especial en los barrios más remotos.
La
cercanía del levantamiento se estaba presagiando por un alud de sucesos y de
informes. Los patronos del textil se negaron a acogerse a las demandas de los
tejedores; los periódicos estaban llenos de informes sobre la revolución obrera
en Alemania, el fin de la Primera Guerra Mundial, y de que Delfim Moreira
se presentaría en lugar del enfermo presidente electo Rodrigues Alves, el 15 de
noviembre.
El 18 de
noviembre, los tejedores declararon una huelga simultáneamente en los molinos
en Río, Niterói, Petrópolis, Magé y Santo Aleixo. Los metalúrgicos y los
trabajadores en la construcción les siguieron. A media tarde, los huelguistas
comenzaron a converger en el Campo de São Cristovão. La policía les ordenó que
se dispersaran e intentaron detener a los trabajadores más agitados. Los
trabajadores resistieron y comenzaron los disparos. Se lanzaron dos bombas a la
comisaría de policía y los trabajadores invadieron las instalaciones. Poco
después de esto, intervinieron las tropas para desocupar la comisaría y
dispersar a los trabajadores que estaban intentando invadir las armerías. Los
combates se extendieron en las calles colindantes y más tropas de caballería
fueron las que dispersaron a los rebeldes. Aquí aparerce algo controvertido:
Edgar Rodrigues, en su libro de 1972 basado en declaraciones de los militantes,
dice que los trabajadores habiendo oído de un capitán que el levantamiento
había sido traicionado, mantuvieron las cosas a bajo perfil. Según Rodrigues,
dado que el gobierno ya estaba preparado para ello, el levantamiento fue
desarticulado antes de tener lugar.
Sea como
fuere, la traición de los soldados y el fracaso en seguir más allá de los
rebeldes puso fin a los planes cuidadosamente diseñados durante meses. Los
detalles de estos planes eran conocidos por la policía y el ejército. Un
militar, el teniente Jorge Elias Ajus, había infiltrado el movimiento y tomado
parte en todas las asambleas y estaba incluso a cargo de la estrategia militar
de la rebelión. El
plan era que después de capturar los arsenales del ejército, los trabajadores y
los soldados amotinados irían al centro de la ciudad y atacar la Prefectura,
los cuarteles de policía y los barracones de la brigada de policía. Mientras tanto,
trabajadores del sur atacarían el Palácio do Catete y la Cámara de los
Diputados, después de lo cual se proclamaría la creación de un Consejo de
Obreros y Soldados.
A
primeras horas de la noche del 18 de noviembre todos los líderes del movimiento
- José Oticica, Manuel Campos, Astrojildo Pereira, Carlos Dias, Alvaro
Palmeira, José Elias da Silva, João da Costa Pimenta y Agripino Nazaré - fueron
detenidos. Casi 200 personas fueron detenidas: militantes anarquistas,
trabajadores (anarquistas o no) y "sospechosos". En las puertas de la fábrica Confiaça,
la policía asesinó al tejedor Manuel Martins e hirió a otro que murió unos
pocos días después. A la procesión del funeral, incluso prohibida, asistieron
cientos de trabajadores. A pesar de la violenta represión, la huelga de los
tejedores, metalúrgicos y obreros de la construcción siguió durante otras dos
semanas más. El 20 de noviembre la represión llevó al cierre de las sedes de
estos sindicatos y el 22 la UGT fue disuelta por orden del gobierno federal.
La
insurrección de 1918 no fue una romántica aventura de pocas consecuencias: fue
un intento de los propios trabajadores de tomar en sus manos su liberación,
basados en sus propias experiencias de lucha y organización y en su deseo de
ver la ansiada revolución social hecha realidad.
"Revolta dos Anarquistas: O Rio de Janeiro Através dos Jornais"
"Revolta dos Anarquistas: O Rio de Janeiro Através dos Jornais"
Por el Coletivo de Estudos Anarquistas Domingos Passos
Ano:
1918
"Começou
ontem o movimento dos operários a favor da greve geral. A polícia
interveio, com o objetivo de impedir que algumas fábricas tivessem
seu movimento paralisado. Logo depois, eram espalhados boatos alarmantes
de que "os operários anarquistas planejavam uma revolução, estando,
para isso, fortemente municiados". Em realidade, pelo que pudemos
verificar, os operários não têm pretensões políticas; disputam tão
somente a garantia de um direito, que é assegurado aos operários de
todas as partes do mundo e que aqui, até agora, lhes tem sido negado.
(...)
O que querem
os operários é suavisar suas condições de vida; é a regulamentação
das horas de trabalho; é uma lei sobre os acidentes; é a proteção
às crianças e mulheres; é, enfim, fiscalizar como compete a todos
os cidadãos a ação do poder público, submetendo ao seu exame as soluções
desses problemas, entre nós, tão retardado. Este movimento dos operários
era conhecido e esperado. Infelizmente, porém, não se revestiu de
uma caráter inteiramente pacífico. Houve sérias consequências a lamentar,
talvez, devido à ação das autoridades policiais, que se precipitaram
em sua ação, efetuando prisões a torto e a direito, utilisando da
maior violência, trancafiando no xadrez todo aquele que julga responsável
pela situação, sem atender à sua condição social. Foi o que se deu
ontem com o professor Oiticica, que antes de ser transferido para
a Brigada Policial, esteve encarcerado nas enxovias do palácio da
rua da Relação. (...)
De sorte
que o movimento operário anunciado por todos os jornais, em favor
da greve geral, assim de um momento para outro, assumiu o mais grave
aspecto. (...)" - O Imparcial, 19 de novembro de 1918.
"Os acontecimentos
que se passaram ontem nesta cidade devem ter trazido a todas as classes
conservadoras da população a convicção de que não é mais possível
transigir com os agitadores, que procuram arrastar o proletariado
brasileiro a uma perigosa aventura, para repetir no nosso país as
cenas de anarquia que desorganizaram a Russia e eliminaram, politicamente,
do convivio das nações o antigo império moscovita. Quando o movimento
revolucionário vem para as ruas lançar bombas e tentar assaltar os
depósitos de material bélico, não é mais tempo de discutir reivindicações
e de argumentar sobre teorias sociológicas. A hora é de ação, de açào
energica, de ação inflexível, sem hesitações e sem temores, para defender
a ordem pública, para proteger a propriedade particular, para assegurar
a inviolabilidade dos lares, ameaçados pelo saque e pela violência
da mashorca. (...)"
"Era já
há dias assunto cogitado pela polícia o esperado movimento operário,
que, segundo os boatos que corriam, teria as mais graves consequências.
Sabedora desse movimento hostil, a que não faltaria o elemento anarquista,
a polícia começou a desenvolver a sua atividade, no sentido de reprimir
o movimento logo à primeira manifestação de alteração da ordem pública.
Todo esse cuidado, entretanto, não só da polícia como das corporações
armadas, apesár da rigorosa prontidão em que há dias se achavam os
quarteis, não evitou a violência do movimento operário que ontem,
à tarde, se fez sentir com tiroteios de revólveres e bombas de dinamite.
Atacados no primeiro momento, parece terem fracassado as intenções
malevolas dos grevistas, mas, durante as duas horas, mais ou menos,
em que reinou a desordem, houve tempo bastante para trazer um grande
pânico à população, principalmente dos bairros onde a violência do
movimento mais se fez sentir. (...)" O Paiz, 19 de novembro de
1918.
"Declararam-se
ontem em greve, precisamente, às 3 horas da tarde, os operários das
fábricas de tecidos Carioca e Corcovado, situadas no bairro da Gávea.
O número de operários que ali trabalham é aproximadamente de 4000.
Os grevistas se mantiveram em atitude pacífica. A polícia imediatamente
mandou fortes contingentes de força para guardar as fábricas e as
suas imediações transformando o belo e pacato bairro proletário numa
verdadeira praça de guerra. (...)
Como é sabido,
desde julho do ano próximo passado, os operários tecelões conseguiram,
à custa de grandes sacrifícios, a semana de 56 horas, que representavam
6 dias de serviço. Os industriais sempre procuraram, por todos os
meios, apesár dos acordos que faziam hipocritamente com a União, arrancar
essa concessão por eles próprios oferecidos aos seus operários. No
último acordo realizado em fins de agosto último, sorrateiramente
os industriais quizeram abolir esse horário, querendo estabelecer
o pagamento por horas e não pelos 6 dias da semana, conforme estava
fixado. A comissão da União que fez parte do acordo por delegação
dos operários não aceitou tal sugestão. Os industriais continuam a
persistir no seu intento, apesár de já estar aprovado o acordo aludido.
(...)
É, pois,
justificável essa greve, que não representa senão um movimento de
instinto de conservação, porquanto, com o novo horário imposto pelos
industriais, os operários trabalhavam mais ou menos 28 horas por semana,
equivalentes a 3 dias completos, fazendo menos da metade dos salários
que antes percebiam.
Com a situação
deplorável a que foram reduzidos pela epidemia e pelo espectro da
fome que paira sobre os seus lares, só a greve geral como único recurso,
poderia ser o protesto desses trinta mil trabalhadores espoliados."
A Razão, 19 de novembro de 1918.
"Não há
mais dúvida que a greve, o movimento preparado pelos agitadores, está
por pouco, esperando-se a todo o momento o estourar do petardo. A
polícia cometendo agora verdadeiras violências, vem, mesmo assim,
tomando várias providências. Desde muitos dias, como se sabe, está
a polícia de rigorosa prontidão, pernoitando constantemente, no seu
gabinete o respectivo chefe. Hoje, à tarde, por determinação desta
mesma autoridade, foram presos vários individuos apontados como agitadores.
E esses, cujo número atinge a cerca de 10, estão recolhidos, incomunicáveis,
ao Corpo de Segurança. (...)
Às 3 horas
da tarde todas as fábricas paralisaram os serviços, tendo os operários
abandonado o trabalho." A Rua, 18 de novembro de 1918.
"Continua
reforçada a guarda do palacio do Catete por uma companhia de guerra
do 56o de caçadores, sob o comando do capitão Gregório da Fonseca.
(...)
É uma medida
cujos resultados têm sido os melhores possíveis, esta tomada hoje
pelas nossas autoridades. É o caso que, dos trens procedentes de Bangu
e adjacências, em Deodoro, são os passageiros convenientemente revistados
por soldados do exército que ali estão sob odem imediata de um oficial.
Até à 1 hora da tarde, muitas eram as armas e outros apetrechos suspeitos
apreendidos naquela estação. (...)
De regresso
paraa estação da Carioca, da estação de Neves, já madrugada, vinha
o bonde no 21, conduzido pelo motorneiro Antonio da Silva, quando
um forte estampido da explosão de uma bomba se fez ouvir sob as rodas.
O veículo passava justamente em frente ao poste no 148 e com o choque
veio até a frente do 146, já com o assoalho e o teto furados, desconjuntado,
sendo necessário o emprego de grande perícia da parte do motorneiro,
para que o carro não tombasse.
Outra bomba,
porém, estava colocada nas proximidades deste último poste, que fica
quase à esquina da rua Silva Manuel e as rodas do lado contrário do
veículo tocaram-na também, explodindo o pétardo, com grande fragor.
Mãos terroristas haviam-na colocado alí para que explodissem à passagem
dos elétricos. parado, enfim, o veículo, verificaram os que nele estavam
que a linha estava minada de aparelhos explosivos. Do lado contrário
as rodas quase tocavam um novo pétardo e mais adiante, na linha contrária,
em frente à casa no 54, viam-se colocadas mais duas bombas. (...)
A polícia,
num cálculo ao que parece errado, forneceu à imprensa a nota de que
se acham paralisados apenas 15 fábricas, estando em greve cerca de
15.190 operários." - A Rua, 19 de novembro de 1918.
"Pelo movimento
observado de hoje pela manhã, em toda a capital está já extinta a
agitação que ontem irrompeu em vários pontos da cidade. Ninguém mais
ignora pelas notícias dos jornais da manhã de hoje, as ocorrências
havidas. Assim só temos que registrar a mais, o aparecimento de bombas
de dinamite em vários pontos e ameaças constantes de grevistas a fábricas
cujos operários estão em número reduzido trabalhando. No mais, boatos,
com o intuito de perturbar a ordem e manter acesa a agitação, que
neste momento não serve aos interesses operários e perturba a normalidade
governamente, preparada, porém, para manter a tranqüilidade pública.
A opinião pública, acompanha sobressaltada a imprevista e injustificável
agitação e espera que tanto o patriotismo do proletariado, como as
providências do governo concorram para que a vida nacional volte o
mais breve possível à normalidade." Rio Jornal, 19 de novembro
de 1918.
"Terminou
a bernarda à dinamite que deu ao povo uma impressão pouco favorável
do modo por que os anarquistas querem realizar a "nova sociedade".
O governo, que agora reprimiu a desordem, deve saber quais são as
justas reivindicações operárias, para apoiá-las. (...)
A cidade
voltou ao seu aspecto normal, estando completamente dominado o movimento
que quizeram fazer em o operariado. Por precaução, a polícia mantém
ainda o policiamento reforçado, não permitindo reuniões na praça pública,
nem nas associações operárias. Algumas fábricas já começaram a funcionar,
continuando em outras a greve pacífica. (...)
Um perverso,
de idéias anárquicas, pela manhã de hoje arremeçou uma bomba de dinamite
contra um edifício da Rua Cândido Benicio, em Jacarepaguá, onde funciona
um orfanato. O estrondo foi enorme, alarmando todo o bairro, não fazendo,
felizmente, nenhuma vítima. Preso o perverso individuo, foi levado
à delegacia do 24o distrito, onde deu o nome de Rodolfo Pereira Leal.
É ele um vagabundo conhecido na zona." - Rio Jornal, 20 de novembro
de 1918.
"A polícia
do 23o distrito apreendeu hoje, no morro da Carolina, na Vila Militar,
duas bombas pequenas de dinamite, que se achavam colocadas sob um
montão de capim sapê. Essas duas bombas foram levadas para a delegacia,
de onde o sr. delegado fê-las remeter para a Central de Polícia. O
policiamento de todo o subúrbio continua com o mesmo número de praças,
conforme tem sido feito, apesár do movimento grevista encontrar-se
mais ou menos tranqüilizado." Rio Jornal, 21 de novembro de 1918.
AS MANCHETES
Um Sussuro De Mashorca Politiqueira Explora A Greve Geral Dos Operários Tecelões - Na Iminência De Uma Greve Geral - Rebentou, Ontem, A Parede De Todos Os Tecelões Do Rio E De Niterói - Setenta Mil Operários Em Greve - O Movimento Paredista Alastra-se À Medida Que A Polícia Estabelece E Espalha O Terror - A Greve Dos Operários Prossegue Intensa, A Despeito Da Barbariedade Alemã Da Polícia. (A Razão)
Os Operários Das Fábricas De Tecidos Declaram-se Em Greve - Uma Delegacia Atacada Pelos Grevistas - Grande Conflito Na Fábrica Confiança - Um Delegado Ferido E Um Grevista Morto - O Litoral E Outros Pontos Da Cidade Policiadas Pelo Exército (O Imparcial)
Estaremos Sobre Um Vulcão? Procura-se Dar À Greve Dos Tecelões Um Caráter Político Muito Sério - A Polícia Age Nas Trevas - Que Haverá De Verdade? - Estará Sufocado O Movimento? - Gorou O Movimento Operário? Tudo Em Paz? (A Rua)
Bernarda Ou Greve? O Aspecto Da Cidade É De Relativa Calma. As Fábricas Continuam Paralisadas, Estando Algumas Delas Ameaçadas Pelos Grevistas. Bombas De Dinamite Encontradas Por Toda A Parte (Rio Jornal)
Um Sussuro De Mashorca Politiqueira Explora A Greve Geral Dos Operários Tecelões - Na Iminência De Uma Greve Geral - Rebentou, Ontem, A Parede De Todos Os Tecelões Do Rio E De Niterói - Setenta Mil Operários Em Greve - O Movimento Paredista Alastra-se À Medida Que A Polícia Estabelece E Espalha O Terror - A Greve Dos Operários Prossegue Intensa, A Despeito Da Barbariedade Alemã Da Polícia. (A Razão)
Os Operários Das Fábricas De Tecidos Declaram-se Em Greve - Uma Delegacia Atacada Pelos Grevistas - Grande Conflito Na Fábrica Confiança - Um Delegado Ferido E Um Grevista Morto - O Litoral E Outros Pontos Da Cidade Policiadas Pelo Exército (O Imparcial)
Estaremos Sobre Um Vulcão? Procura-se Dar À Greve Dos Tecelões Um Caráter Político Muito Sério - A Polícia Age Nas Trevas - Que Haverá De Verdade? - Estará Sufocado O Movimento? - Gorou O Movimento Operário? Tudo Em Paz? (A Rua)
Bernarda Ou Greve? O Aspecto Da Cidade É De Relativa Calma. As Fábricas Continuam Paralisadas, Estando Algumas Delas Ameaçadas Pelos Grevistas. Bombas De Dinamite Encontradas Por Toda A Parte (Rio Jornal)
[1] ALFREDO
GOMEZ : Anarquismo y anrco-sindicalismo
en América Latina, Ed.Ruedo Ibérico, Madrid, 1980, p. 184.
[2] En el movimiento de 1917
se puso a prueba la concepción anarquista de que el Estado burgués podía ser
derrocado por medio de una huelga general. La derrota de esta huelga, la más
importante del Brasil en las primeras décadas del siglo XX, significó el
comienzo de la crisis del anarquismo en Brasil. El surgimiento del populismo
”tenentista” y, posteriormente, del varguismo del Partido Comunista, fundado en
1922, aceleraron la decadencia anarquista, uno de cuyos sectores se pasó a las
filas del flamante PC. (Luis Vitale, "Contribución a una historia del
Anarquismo en América Latina"; Ed. Instituto de Investigación de
Movimientos Sociales“Pedro Vuskovic”, Santiago 1998.)